jueves, 30 de diciembre de 2010
Con-su-mar
Sin siquiera buscarte,
te he dado por perdida.
Cansado de encontrar en tantos ojos,
la nada.
Y parto.
Parto a la consumación
del sueño.
A surfear olas gigantes
de misterio.
En el mar enorme
de la vida.
Para ver donde me arrastran sus aguas.
He vivido mil tormentas.
Y supe construir cielos,
En cuartos pequeños.
Todo eso,
ya ha pasado.
Y perdura en el recuerdo.
Ahora solo queda el deseo,
de que el universo
se abra a mi paso.
Y me eleve.
martes, 28 de diciembre de 2010
Ç
Cosechando fracasos,
Apague la amoladora
Y opte por no cortarme los dedos.
Los miraba extrañado
Como si no fueran parte de este cuerpo.
Como si no poseyeran
El don del tacto.
Es que hace tanto,
Que no dibujo con mis yemas
Tu contorno.
Que hace días se me declararon
Inservibles.
Y me dejaron pensando.
Para que nos quieres?
Me intimaban.
Si Van Gogh
Se corto una oreja.
Tu hazte hombre
Si ya le mutilaste el corazón
Al cuerpo?
Fue entonces,
Que cerré fuerte mis manos.
Y me aferre a ese sueño
Que venia pasando.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Las memorias de mi cuerpo
Indefinido,
Es tu deseo.
Tu mantra,
Tu eco.
Posas desnuda
Y te develo.
Alquimista.
Capaz de convertir
El corazón de un hombre
En piedra.
Y con una caricia
Devolverlo al fuego.
Te escondes en mi carne,
Amalgamada.
En las memorias de mi cuerpo.
Te internas en mi sangre
Depositas el veneno.
Yo, solo atino al suspiro.
Y susurro mi deseo.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Versos inciertos
Mira si un día,
Se acaba la tinta.
Se calla la pluma y
Sucede el colapso.
Y se borran de una vez,
Para siempre.
Las palabras escritas
Por años.
Y tu fe queda muda.
Chapoteando en el desierto.
Y peor,
Te das cuenta que ya no te expresan.
Que conforman un rapigrama deforme en tu cabeza.
Que llenaste de alma tantos poemas.
Como cantaros sagrados.
Pero no calman la sed de nadie
Y mucho menos la tuya.
Y entonces,
La saliva se vuelve áspera.
Y las silabas se te quedan atragantadas.
Junto a todas tus ausencias.
Y te das cuenta que toda tu vida,
Ha transcurrido en el silencio.
Y esos versos eran gritos.
Pero no supieron salvarte del naufragio.
Yo, tu, el, nosotros, vosotros, ellos. Entre todos y ninguno.
Ella transita el error,
Confunde los besos.
Conspira falacias,
me vende su cuento.
Yo, me libero.
Vuelvo a ser Juan.
A transitar las calles
del deseo
A perderme con calma.
A reencontrarme sin miedo.
Los demás,
No pueden creerlo.
A veces,
las cosas se acaban.
Trece años después,
ya fue mucho tiempo.
Y justo ese día.
Nace un nuevo comienzo.
Y la hoja es tan blanca,
que invita a otros vuelos.
Confunde los besos.
Conspira falacias,
me vende su cuento.
Yo, me libero.
Vuelvo a ser Juan.
A transitar las calles
del deseo
A perderme con calma.
A reencontrarme sin miedo.
Los demás,
No pueden creerlo.
A veces,
las cosas se acaban.
Trece años después,
ya fue mucho tiempo.
Y justo ese día.
Nace un nuevo comienzo.
Y la hoja es tan blanca,
que invita a otros vuelos.
jueves, 9 de diciembre de 2010
A tu encuentro
A tu encuentro,
iría sin miedo.
Desnudo.
Despojado de mi afán de conquista.
Propiciando un encuentro sincero.
Que nos permita sobrellevar el abismo.
Y darle tiempo a nuestras almas
para que entiendan el deseo.
Los siglos que hace,
que nos estamos buscando.
Para descansar en el candor
de un beso sincero.
Que de erótico,
no tenga nada.
Porque si podemos encontrarnos
en este plano.
En el otro levantamos vuelo.
A tu encuentro,
Llevaría mis marcas.
Las que cargo en el alma y
en el cuerpo.
Para que no te asustes de nada.
Para que sepas que mientras
Te esperaba, también hubo vida.
Que lo que viene,
Es también producto de eso.
A tu encuentro, yo ya he llegado.
Todavía te espero.
iría sin miedo.
Desnudo.
Despojado de mi afán de conquista.
Propiciando un encuentro sincero.
Que nos permita sobrellevar el abismo.
Y darle tiempo a nuestras almas
para que entiendan el deseo.
Los siglos que hace,
que nos estamos buscando.
Para descansar en el candor
de un beso sincero.
Que de erótico,
no tenga nada.
Porque si podemos encontrarnos
en este plano.
En el otro levantamos vuelo.
A tu encuentro,
Llevaría mis marcas.
Las que cargo en el alma y
en el cuerpo.
Para que no te asustes de nada.
Para que sepas que mientras
Te esperaba, también hubo vida.
Que lo que viene,
Es también producto de eso.
A tu encuentro, yo ya he llegado.
Todavía te espero.
Pangea
Ya estoy terminando mi pequeño velero querida Pangea.
Una de estas noches mientras te envuelva el sueño.
Llegare a hurtadillas hasta tus playas
y despertaras en la magia del beso.
Y serás todo un mundo,
Y será todo nuestro.
Sobraran los mañanas,
Y sobraran los te quiero.
No habrá lugar para el miedo.
Nadaremos en la abundancia
de saber que nos tenemos.
Porque un encuentro así,
Te devuelve las ganas,
Te devuelve los cielos.
Y es esta y no otra.
La obra mas grande de cualquier artista.
Porque esta ahí, otra vez.
Toda su alma en juego.
Y uno se lanza a los mares
Sin temor al naufragio.
Al descubrimiento.
Porque los vientos sagrados.
Siempre propician
los encuentros sinceros.
Besares
Extraño Besares.
Palmares de alegría.
Mis cuatro pies
Caminando tu playa.
Dejando huella.
Este lugar,
donde siempre
soy chico.
Extraño Besares.
Mi mano en tu alma.
Acariciando cielos
de noche franca.
De feliz y entrañable día.
Tu cuerpo,
en mi cama.
Tu dicha en mi dicha.
Tu sueño,
trasmutando mi sueño.
Tu gloria,
abanicando la mía.
Haciendo del sueño.
Vida tan vida
viernes, 3 de diciembre de 2010
El cielo de tus labios
Supuse recordar perderte,
Para no molestarte
Con mis ganas
De andarte buscando.
Y me envolví con otras pieles.
Para olvidar el cielo de tus labios.
Y descanse por años,
En la intemperie del fracaso.
Y el tiempo hizo cenizas,
Ese amor que ardía tanto.
Y de mi,
Un hombre hosco.
Desconfiado,
Solitario.
Y otra noche sin tenerte,
Me di cuenta
Que ya no pesaba tanto.
Y salí a reponerme,
En los cielos de otros labios.
Y me embebí con esas mieles.
Y fueron todos los placeres,
Los que le devolvieron a la voz, su canto.
Recién entonces,
Me di cuenta.
Que al perderte.
No había perdido tanto.
Más bien diré,
Casi todo lo contrario.
Frase: “El cielo de tus labios” de Ana Pujante. Gracias Ana.
Para no molestarte
Con mis ganas
De andarte buscando.
Y me envolví con otras pieles.
Para olvidar el cielo de tus labios.
Y descanse por años,
En la intemperie del fracaso.
Y el tiempo hizo cenizas,
Ese amor que ardía tanto.
Y de mi,
Un hombre hosco.
Desconfiado,
Solitario.
Y otra noche sin tenerte,
Me di cuenta
Que ya no pesaba tanto.
Y salí a reponerme,
En los cielos de otros labios.
Y me embebí con esas mieles.
Y fueron todos los placeres,
Los que le devolvieron a la voz, su canto.
Recién entonces,
Me di cuenta.
Que al perderte.
No había perdido tanto.
Más bien diré,
Casi todo lo contrario.
Frase: “El cielo de tus labios” de Ana Pujante. Gracias Ana.
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