martes, 23 de marzo de 2010

ESCRIBA

A veces,
escribo para salvarme.
Otras, para suicidarme en versos.

Para sacarle el cuerpo a la nada.

Para hundirme en el misterio.
Para que me iluminen las palabras.
Ya que mis ojos están ciegos.
Y todo lo que ven, no creen.

Invitados al festín,
del fin sublime, perfecto
y transparente.

Han quedado estupefactos.
Tildados para siempre.

A veces, escribo para salvarme.
La mayoría de las veces.

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