miércoles, 13 de junio de 2012

Poema de amor envenenado



Si hay algo que tiene de mágico
el amor, es que es absolutamente improbable.

El amor que yo quiero.

No quiero un amor de oficina
con mi compañera.
Un amor funcional
Un amor que es rutina
No quiero un amor que me emparche.
Que me complete
Que me haga la vida mas fácil, mas llevadera.
Que se quede quieto.
Y se muera.

De esos ya tuve muchos

Quiero un amor que me pida alas.
Que me haga vender mi casa para comprar un velero.
Que me haga viajar a Indochina.

Un amor jodido.
Amor con ganas.

Que tenga sangre
Y me desangre.

Que no me deje con ganas de nada.
Que me deje tirado exhausto en la cama.

Que me haga cagar de risa.

Y si un amor así no existe,
No quiero nada.

Un amor de trinchera.
Un amor revolucionario.
Que me pierda en el monte.
Y me pida cambiar el mundo.

Para que los hijos de ese amor

Vivian en un mundo al menos
Algo más humano.

Y que me pida hacerlo con mis manos.

No delegar nada.

Ni explicárselo a un siquiatra.

Un amor en carne viva.
Que me ilumine los poros.

Que se fume mil porros
Que disfrute la vida.
Y no transe.

Que no transe nunca con nada.

Que se haga fuerte entre nosotros
Indestructible para afuera.

Un amor inteligente.
Un amor que no existe.

Pero si ese amor no existe
No quiero nada.

Y se que dirán que estoy loco.

Pero prefiero dormir
Mil noches solo en la Antártida.


Que con alguien que no me late.

Porque soy tan así de simple
Que cuando no es, se me nota.

Y no puedo caretearla.

Se me rompen los corchos
Los sahumerios no arrancan.

Y mi piel esta hecha de espinas.

Juan Demian


martes, 12 de junio de 2012

Sucesos impensados



Te corro,
Te evoco.
Te tiento,
Te acorralo.

Al final solo somos.

Es esplendida esta trampa que armo.

Porque me mantiene vivo.

Aunque sea solo en sueños.

Un tiempo distinto ha llegado.
Un tiempo de nosotros.

Solo habría que hacerse cargo

O salir corriendo.

Vivir con miedo
En la pregunta.

Que hubiera pasado?

Y que esa duda se instale en tu cama.

En la caricia a tus hijos de otro hombre.

Si al final,
yo me case con la poesía.
tratando ser carne del éter.

Y en ese pacto,
de lo mundano
nada me toca.

Abrí una ventana
al sueño de tus besos.
Para que me despiertes el paisaje.

Y solo dudas.

Antes y después de no ser nada.

Soy un alma que dispara cielos.

Que te invita a vivir
Sucesos impensados.

Arde en mi,
la furia del beso.
De los besos de tus labios.

Una vez prendido este incendio

No pude apagarlo.

Será por eso que tanto lo alimento.

Para que termine rápido.

Y renacer por enésima vez
de la ceniza.

Calcinado.

Sin haberlo logrado.

Mientras lo eterno se esconde.

Veo cinco pibes descalzos,
corriendo por el campo.

Y respiro el sueño
de educarlos libres.

Para que vayan donde vayan.

Sean.

También se puede morir soñando.

Juan Demian


lunes, 11 de junio de 2012

Ganas de vos, ganas de nada




A vos,
Aunque te escondas.

Me trepo a tu techo
Y te tiro cartas de amor envenenadas.

Te riego el helecho
Con mi sangre y con mi alma.

Porque todo esto que fluye
Es zumo candente
De vida.

Porque
Dos segundos antes de encontrarte.
No creía en nada.

Y entonces ahora
Si te asusta
Me da risa.

Porque la vida es una sola.
Y aprendí
A amarla
Justo ahí, en el infierno.

Y nunca jamás
Me voy a sentir contento por eso.

Porque era un lindo pibe.

Un lindo pibe al que la vida
Lo hizo mierda.

Que aprendió a pararse solo.

Tanto así,
Que desde ese fatídico día

Solo trata de no quedarse
Con ganas de nada.

Mucho menos con estas ganas de vos.

Juan Demian

sábado, 9 de junio de 2012

Todo



Todo lo que se del amor.
Lo se de mis abuelas.
De mis madres,
De mis hijos.
De mis amigos.

De mis perros.

De esta planta que se encapricha
Y al nacer nunca muere.

De tus besos.

De mis ganas.

Todo lo que se del amor.

Es como un rayo de luna.
Es como un pequeño recoveco
En el cántaro de tus manos.
Donde bebo el agua sagrada.

Es como un pájaro.

Tiene alas y vuela.

Da la vuelta al mundo
Y nada lo para.

Todo lo que se del amor
Es que me mantiene vivo.

Aferrado cada instante.

A lo imposible.

Juan Demian

jueves, 7 de junio de 2012

Correr



Correr como un loco
Hasta que tus ojos se enfrenten a mi abismo.
Y mis ansias me delaten.

Se todo de vos.

Todo de vos
Me sabe a lindo.

Me prende las ganas.
Me descontrola el instinto.

Y siento disfrutarte acá tendida
Tendida y entregada.
Cuando estamos vivos.
Cuando nuestros cuerpos se hacen uno.

Tanto te estuve esperando.
Solo.
Ahogado en esta sed.

Que ahora que te veo
Salto y corro
Como un niño.

Al que el premio le ha llegado.

Ya aprobé todas las materias.

Mi hermosísima maestra.

Ahora quiero que
mis besos sean tu nido.

Nada le debo al mundo.

Ya esta todo pago.

Por eso corro libre.

Y me siento tranquilo.

Porque en tu próximo descuido

Yo te juro que te alcanzo.

Desnudo atardecer




Cuantas pieles descamisan tus ganas
En el sin fin de tus enaguas me enredo tranquilo.
Primorosa trampa de besos.
De días en exceso de dicha.

Aun desnuda eres sagrada.
Porque me inventas el deseo.

El mayor trofeo que un hombre vive vivo.

Pobres giles.
Los de la trampa del sexo
Que no hace astillas
Que no prende nada.

Si acá donde me quemo me hago eterno.
Y estos humos sonrojan al vaticano.

Amarte así,
Es ser carne de este sexo
Que me nace y que late.
Y que en su largo viaje aun me ausenta.

De ese transitar caníbal.
Que muchas noches alimento mi cama.

Cuando vivir sin alma
Era parte de lo cotidiano.

Solo se
Que en el recuerdo de estar vivo
Quedo grabado tu nombre.

Amazona.
Hembra sabia

Maestra de todo lo prohibido

martes, 5 de junio de 2012

El No




No tengo forma
Ni retorno.
Solo un todo de ausencia.

Es que el viaje que emprendí
Nunca ha terminado.

Se disipa en senderos infranqueables.

Algo del mundo
Lo llama
Y lo tienta.

Y algo del mundo
Lo esconde.

Como ser entre sombras?
En estos misteriosos reflejos de la muerte.

Algo se agota.

Algo me miente.
Y no existe cura.
                                                                                                                   
He atravesado la tormenta.
Sin encontrar tierra alguna.

Solo soñando
Una isla en el pacifico.
Cuyos vértices
Sean todo acantilado.

Veo mi sangre desteñirse
En el ocaso.

Y me pierdo.

Que pocas herramientas posee
El hombre que se busca.

En su insustancial estadio
Siempre anda solo.

Nada lo guía,
Nadie lo acompaña.

Solo lo abraza el misterio.

Al menos aun respira.

Evita perderse.

No claudica.

Juan Demian