jueves, 7 de junio de 2012

Desnudo atardecer




Cuantas pieles descamisan tus ganas
En el sin fin de tus enaguas me enredo tranquilo.
Primorosa trampa de besos.
De días en exceso de dicha.

Aun desnuda eres sagrada.
Porque me inventas el deseo.

El mayor trofeo que un hombre vive vivo.

Pobres giles.
Los de la trampa del sexo
Que no hace astillas
Que no prende nada.

Si acá donde me quemo me hago eterno.
Y estos humos sonrojan al vaticano.

Amarte así,
Es ser carne de este sexo
Que me nace y que late.
Y que en su largo viaje aun me ausenta.

De ese transitar caníbal.
Que muchas noches alimento mi cama.

Cuando vivir sin alma
Era parte de lo cotidiano.

Solo se
Que en el recuerdo de estar vivo
Quedo grabado tu nombre.

Amazona.
Hembra sabia

Maestra de todo lo prohibido

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