Puedo morir.
Y decirte.
Hoy le apago los ojos al mundo.
Y bajar lentamente las persianas.
Hasta convertirme en sombras.
Que ni el recuerdo me redima.
Porque me he declarado culpable.
De negarle mi sueño.
Y mi tiempo.
A la vida sin alma.
Puedo morir
Y fosforecer en el infierno.
Callando los dolores.
Hasta que me abrace la calma.
Y ya no partir al mar del encuentro.
Porque mi barca esta encallada.
Atrapada en mil tormentas.
Que se devoran mis ansias.
Y ya no buscarte,
Ni añorar encuentros.
De esos que salvan.
Esos que transforman con un beso la noche,
en primaveral mañana.
Porque he vivido en el intento.
Y solo con eso no alcanza.
miércoles, 13 de octubre de 2010
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