
Evito decir que me gustas.
Porque entonces debería matarte.
Es que ante tanta sinceridad,
Aflora mi lado más salvaje.
Quisiera arrancarte los besos
De tu boca.
Y robarme el elixir de tus senos.
Y embriagarme hasta el hastío.
Con el candor de tus flujos magistrales.
Y entonces, ser la bestia.
Y con un alarido
Proclamar mi debilidad ante este imperio.
De mujer, que eres.
Que me excitas que me ahogas y me enojas.
Y viajo a tus dominios
Como un cazador cazado.
En la puja del no.
Puedo negarte mi deseo.
Hasta ser indiferente.
Y ya no hay cura.
Porque desde que tu sangre rozó mis labios.
El veneno
Corre infrenable
Hacia mi corazón acantilado.
Para estrellar en duras rocas.
Y este abismo,
Que me juras.
Me hace desearte hasta en la muerte.
Y solo me salvaría la locura.
De saberte ya de nadie.
Como fuiste mía nunca.
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