martes, 20 de marzo de 2012

La liviandad del éter



En la saga de tu luz.
Mi insalvable desmesura.
Atrapada.

Resabios de una vida de excesos.
Buscando el conocimiento.

El gen genial de las almas.
Que se liberan y vuelan.

Atravesando los cielos.
Y dejando a su paso
Una estela dorada.

Vil la trampa
Cadenciosa del fuego
Que late.
Y ya nada lo para.

Y es entonces arder
La medida de todas las cosas

El fulgor de la dicha.
Danzando
En las palmas de tu mano.

Podría haber vivido en fuga.
Pero cuando el camino
Es certero
Son los pasos
Los que te tientan
A seguir caminando.

Porque a cada paso
Se devela un mundo nuevo..

Grandilocuente
En mil colores.

Y las melodías
Que estremecen tu esencia.

Fueron entonces,
Los días de esta vida
Una singular escuela.

Que te educaron
Y te enseñaron
A no ser nada.
A no asumir ninguna forma.
Porque cada forma te encapsula y te condena.

Y a la hora final.
La de tu fusión con el todo.
Deberás poseer
Tan solo la liviandad del éter.
La seguridad
Que aplasta el miedo.
Y esa sabiduría
Que solo han logrado
Los hombres libres.

Juan Demian

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