sábado, 31 de marzo de 2012
Desnudos con las olas
Los días que no elegí morir,
Me dedico a fumarme solo.
Cultivo mis amapolas.
En este terruño sagrado
Con mis manos
En el barro.
Acaricio la inocencia
De las aves.
Y envidio
En silencio sus alas.
Todo un mar sin horizonte.
Están aquí también,
Los caballos y mis perros
Como una dupla endemoniada.
Librados al instinto.
Un vaso de vino,
Una pava.
Dos grillos.
Y mi memoria
que nunca se ausenta.
Y me salva de la inercia carente
de las horas.
A veces pienso
Que nada me falta.
Que el hombre es en soledad
lo que los dioses en sus cielos.
Me siento rico
y me festejo.
Solo se
Que si algo debe llegar.
No puede romper
Este equilibrio sagrado.
Debe agrandarlo
y teñirlo de colores.
Embriagarlo de perfumes
y ponerle alas.
Para así poder planear
el otro viaje,
juntos.
Hacia tierras aun más salvajes
y lejanas.
Donde podamos jugar
desnudos con las olas.
Juan Demian
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