Recuerdo perfumes de mi infancia lejana.
Cuando todo era sueño.
Cuando armaba castillos inexpugnables
con un juego de naipes.
Y una pava gigante vertía su amor
en un fuenton de lata.
Y la tele era en blanco y negro
pero era mía.
Recuerdo el misterio de haber ido creciendo.
En un mundo que no entendía.
Recuerdo tu beso Gabriela.
El primero de todos
robado en un pasillo
a las corridas.
Y sentirme hombre
y ser feliz.
Y creer que el mundo también era mio.
La complejidad de los años negros.
Con su oscuridad suprema.
Y mi alma amando a tientas.
También recuerdo haberte encontrado, una vez.
Para perderte miles.
Y nunca retornar a la magnificencia
del primer encuentro.
Ahora, recuerdo perderte.
Como si estuviera pasando.
Y no me quejo por nada.
Evidentemente ese niño
ya no habita mi alma.
Y las pavas se secaron.
Y para mi no queda nada.
viernes, 2 de julio de 2010
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1 comentario:
me gustan esos exabruptos del tipo "recuerdo tu beso, Gabriela".
SALUD
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