martes, 17 de agosto de 2010

LINEA A ninguna parte


Vos corrías, desnuda.
Lejos de mi.
Como esquivando razones.

Yo corría también.
Desnudo.
Pero hacia otro lado.




La velocidad al alejarnos.
Nos llevaba por noches
inusualmente cortas.

Como si nuestras vidas
se miraran atraves de la ventana
de un subte.

Y las estaciones.
Ráfagas de luz.
De paz esquiva.
Durando micro segundos.
Y otra vez el túnel oscuro.

Como nuestra casa.
Como gotas espesas
de sangre negra.

Así morimos.
Desangrando aquel amor,
en el bar de la impericia.

Como si hubieran puesto
en nuestras manos un frágil cristal.
Y nosotros haber nacido imposibilitados.

Y después del amor,
la rabia.
La insensibilidad toda.

PERIDURAL.

Y volver a mutilarnos.

A rasgar con nuestros dientes.
Lo que queda de humano.

Y ser la maquina fría.

Y andar por la vida
patrocinando fracasos.

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